No nos moverán

Protagonizada por la talentosa Luisa Huertas, No nos moverán es una reflexión profunda sobre la justicia, el duelo y la sanación, envuelta en una estética en blanco y negro que refuerza su tono nostálgico y crudo. En esta reseña, exploraremos por qué esta película es una de las imperdibles de 2025 y cómo su narrativa única captura la esencia de una herida que aún resuena en México. ¡Acompáñanos en este viaje cinematográfico!
No nos moverán sigue la historia de Socorro (Luisa Huertas), una abogada septuagenaria que lleva más de cinco décadas buscando justicia por el asesinato de su hermano Jorge, conocido como Coque, durante la masacre de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968. Consumida por el dolor y la rabia, Socorro vive atrapada en el pasado, distanciada de su familia y obsesionada con encontrar al soldado responsable de la muerte de su hermano. Cuando una nueva pista aparece, Socorro se embarca en un plan de venganza que pone en riesgo su patrimonio, sus relaciones familiares y su propia vida. Con un guion coescrito por Pierre Saint-Martin e Iker Compeán Leroux, la película mezcla elementos de drama, noir y comedia negra para ofrecer una narrativa que es tanto un homenaje a las víctimas de Tlatelolco como una fábula sobre el perdón y la resiliencia.
Lo que hace que No nos moverán sea tan especial es su origen profundamente personal. Según el director Pierre Saint-Martin, la película está inspirada en las vivencias de su madre, quien perdió a su hermano en el otoño de 1968, aunque no directamente en los eventos del 2 de octubre. Esta conexión personal se refleja en la autenticidad emocional de la cinta, que evita el sensacionalismo y opta por una narrativa introspectiva. Como menciona Pierre Saint-Martin, la película es una historia de venganza y perdón en un país históricamente sediento de justicia, un homenaje a las familias que han enfrentado la violencia y el duelo.
Filmada en blanco y negro, con una fotografía a cargo de César Gutiérrez Miranda, la cinta utiliza esta estética para transmitir la sensación de un tiempo detenido, reflejando el estancamiento emocional de Socorro. Este enfoque visual, combinado con toques de surrealismo y simbolismo, como menciones de animales que representan el trauma, crea una atmósfera única que distingue a No nos moverán dentro del cine mexicano contemporáneo.

La narrativa es una mezcla de drama y noir, destaca por su capacidad para abordar un tema tan pesado como la masacre de Tlatelolco sin caer en el melodrama. La película incorpora un toque de comedia negra, inspirada en la personalidad de la madre del director, que aligera la carga emocional y aporta un enfoque fresco y humano. Este humor, junto con la exploración de la moralidad ambigua de Socorro, invita al espectador a reflexionar sobre la línea entre justicia y venganza, un tema universal que resuena especialmente en el contexto mexicano.
El uso de imágenes de archivo de la movilización estudiantil de 1968, aunque breve, añade un peso histórico que conecta la ficción con la realidad, reforzando el mensaje de 2 de octubre no se olvida. La película también ha sido elogiada por su profundidad narrativa y su destreza visual, ganándose reconocimientos como el Premio Ficción de los Alumnos y el Premio SFCC de la Crítica en el festival Cinélatino de Toulouse.
A pesar de sus numerosos méritos, No nos moverán no está exenta de críticas. Algunos espectadores y críticos, han señalado que el desenlace coquetea con una resignación moral que puede sentirse anticlimática o moralista, especialmente tras una narrativa tan cargada de emociones intensas. La ambigüedad moral de Socorro, aunque poderosa, puede resultar incómoda para algunos, ya que su obsesión por la venganza la lleva a decisiones cuestionables que desafían la empatía del público.
Además, la película podría haber explorado más profundamente el contexto histórico de Tlatelolco. Las imágenes de archivo, aunque efectivas, son escasas, y la narrativa se centra más en el drama personal de Socorro que en el impacto colectivo del evento. Esto, aunque es una decisión creativa deliberada, puede decepcionar a quienes esperaban un análisis más político de la masacre.
No nos moverán es una película imprescindible para quienes buscan un cine mexicano que combine profundidad emocional con una perspectiva fresca sobre un evento histórico. Su enfoque en la lucha personal de Socorro, combinado con un humor agridulce y una estética en blanco y negro, la convierte en una obra única que trasciende el género del drama histórico. La película es un grito a modo de recuerdo que no debemos ignorar, un recordatorio de la importancia de la memoria colectiva.
La cinta es ideal para quienes disfrutaron de películas como Roma de Alfonso Cuarón o Amores perros de Alejandro González Iñárritu, que exploran temas sociales a través de historias personales. Además, su relevancia cultural y sus 15 nominaciones a los Premios Ariel 2025, incluyendo Mejor Película y Mejor Actriz, la convierten en un hito del cine mexicano reciente.
No nos moverán es una poderosa ópera prima que combina drama, comedia negra y una estética noir para contar una historia profundamente personal sobre el dolor, la venganza y el perdón. Con una actuación estelar de Luisa Huertas y una narrativa que equilibra la seriedad de la masacre de Tlatelolco con un toque de humor, la película es una reflexión conmovedora sobre la memoria colectiva y la búsqueda de justicia. Aunque su desenlace puede dividir opiniones, su autenticidad emocional y su relevancia cultural la convierten en una de las mejores películas mexicanas de 2025.
¿Ya tienes tus boletos para No nos moverán? ¡Cuéntanos qué te pareció en los comentarios! Comparte este post con otros cinéfilos y mantente al tanto de las novedades del cine mexicano en nuestro blog.
Comentarios
Publicar un comentario